110 años del Martirologio de José Gabriel Rojas

3 de noviembre de 2023

Fallecido el 03 de Noviembre de 1913, en accidente de tránsito ocurrido en calles San Diego y Coquimbo.

Nacido en 1891, perdió a su padre a muy temprana edad. Dos años después de cursar las preparatorias en la Escuela del Cerro, debió abandonar sus estudios para hacerse cargo de su madre y ayudar en la atención y liquidación del pequeño taller de sastrería dejado por su padre al fallecer.

Serio y retraído por naturaleza; amable en su trato, festivo a veces, fiel cumplidor de sus obligaciones, tanto en su vida particular como con la que le imponía su calidad de bombero. En la empresa donde laboraba fue calificado de infatigable.

Su más reconocida virtud era su adoración por su madre. Podía decirse, sin exageración, que cada paso que daba, cada acción que cometía era una muda ofrenda que dedicaba a su progenitora. Además, se caracterizaba por ser un individuo de palabra breve, ágil y atento; probo en sus costumbres y hábitos.

Ingresó a la Sexta Compañía de Bomberos de Santiago el 10 de agosto de 1912 en calidad de Auxiliar. En su corto paso por la Compañía no dejó huella o gesto que mereciera una observación o reproche.

En la madrugada del 3 de noviembre de 1913 y siendo las 04:31 horas, se dió la alarma de incendio para acudir a un siniestro que se había declarado en calle Gálvez esquina Franklin. José Gabriel, que tenía su domicilio en calle San Carlos, próximo a San Diego, corrió hasta esta última calle y siguió su curso en dirección al sur, alcanzando al gallo de la Primera Compañía que veloz había hecho su entrada por esa arteria.

Rojas, con el impulso propio de su juventud, corrió hasta lograr tomarse del pasamanos trasero del liviano carro porta-mangueras e imprimiendo a sus ágiles piernas el ritmo de la velocidad que le obligaba el noble animal que la arrastraba, se mantuvo así por algunas cuadras. Pero sintiendo la proximidad del carro-bomba automóvil de la Quinta Compañía que los seguía o seguramente atendiendo el reclamo físico por el esfuerzo a que lo obligaba, trató o consiguió treparse (no hay versión clara de la acontecido) a una de las pisaderas traseras de gallo, resbalando en su intento (tampoco aclarado), y siendo fatalmente atropellado por la pesada máquina de la Quinta que daba alcance al porta-mangueras de la Primera.

Ante la inminencia del accidente, inútiles fueron los esfuerzos hechos por el cuartelero-conductor don Salustio Cubillos Valenzuela para detener la pesada máquina.

Su cadáver, tendido en el pavimento de la calle San Diego entre las calles Coquimbo y Copiapó, fue levantado por personal de la Asistencia Pública para luego ser trasladado al Cuartel de la Sexta Compañía.

Los restos del infortunado joven auxiliar recibieron el homenaje sentido del público en una severisíma Capilla Ardiente levantada en el salón de Honor de la Compañía.

José Gabriel Rojas Miranda, modesto auxiliar de la Sexta, cayó en el cumplimiento del deber cuando comenzaba a gozar de la primavera de la vida. Su sacrificio y ejemplo para las juventudes que engrosan las filas del Cuerpo de Bomberos lo convierten en el séptimo mártir del deber, único Auxiliar y el segundo de la Compañía.

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