1 de diciembre de 2015. Hace unos días atrás, la desazón invadía los corazones de los sextinos: tras una serie de errores propios, perdimos la “Besoaín” 2015. La tristeza no sólo llenó los espacios de la siempre alegre casa de Matta, sino que extrapoló la distancia, y recorrió 929,5 kms hacia el sur de nuestro país. Allá, en Osorno, otro grupo de Guardias de Propiedad compartía nuestra pena. Y es que no sino otro que la propia familia puede entender y acompañar en momentos de profundo dolor. Mientras la relatividad de la amistad va y viene, sobre todo ante la falta de éxito, sólo los hermanos son incondicionales.
Es por esas cosas del destino que una semana después, la Sexta, representada por una delegación de 44 hombres, viajó a la sureña ciudad para acompañar a la Quinta en la celebración de los 150 años de la fundación del Cuerpo de Bomberos de Osorno, y conmemorar al mismo tiempo los 70 años de nuestro Canje de Hermandad.
Como siempre, no hay palabras para describir las atenciones y el cariño que nuestros hermanos dispensan para con nosotros en cada detalle de nuestra estadía, haciendo insuficientes nuestros esfuerzos cada vez que ellos nos visitan para poder igualar en parte sus esmeros para hacernos sentir gratos. Créannos que nuevamente lo lograron.
El grupo de sextinos, encabezados por nuestro Director y Capitán, llegó a Osorno tempranamente el sábado 28 de noviembre, luego de un largo viaje que se prolongó por cerca de doce horas, siendo recibidos en el cuartel de la Quinta con un exquisito desayuno, caracterizado por los típicos sabores sureños. Posteriormente, en horas de la tarde, nos dirigimos junto a los quintinos, al Club de Pesca y Caza en el sector de Tacamó para gozar de una jornada de campo, nuevamente agasajados con las bondades culinarias de la zona. Finalizamos el día en el local de la Quinta en la SAGO.
El domingo 29, en horas de la mañana, se realizó la ceremonia de entrega de premios del Cuerpo de Bomberos en el Centro Cultural de Osorno y posteriormente un desfile por las calles de la ciudad. La Quinta y la Sexta formaron juntos, generando una sola Compañía de más de 80 voluntarios. Nuestro carro portaescalas Mack, que una semana antes fue trasladado a esa ciudad, brilló como siempre en el desfile de máquinas, gozando de los aplausos y vítores de la comunidad osornina.
Una vez finalizado el desfile, a las puertas del Cuartel de la Quinta, nuestro Director y Capitán procedieron a hacer entrega de un presente al Director y Capitán de esa Compañía. Pero en esta ocasión no sólo se entregó un simple objeto. En los 70 años de canje, todo el reflejo de lo que ha sido nuestro amor a la Quinta no ha podido ser traducido de mejor manera que en una verdadera obra de arte que nuestro Voluntario Honorario don Jorge Guevara Trombert, hizo con sus propias manos. En ella no sólo se refleja el escudo de la Quinta, ni la habilidad manual del Tío Nene, sino que hay una carga emocional tremenda; existe una muestra profunda de la dedicación de quien hace algo convencido de un sentimiento, de un concepto; nadie mejor que alguien que ha vivido el canje por largos años y que ha sido ícono de la historia moderna de ambas Compañías, pudo vaciar para siempre en el yerto frío del metal, el calor infinito que emana de la fusión entre la Quinta y la Sexta.
Finalizando las actividades de celebración de nuestro Canje, nuevamente en el recinto SAGO, cerramos la jornada con un exquisito almuerzo, para, luego de la últimas palabras de despedida y agradecimiento por parte de ambos Directores, retornar a Santiago alrededor de las 20 horas.
Nuevamente debemos dar las gracias a nuestros hermanos quintinos. Nos han dado la fuerza necesaria para ponernos de pie luego de la caída y nos han dado la energía para pensar en el triunfo, en todas las aristas del servicio. Nosotros retornamos a Santiago con nuestros votos puestos en la larga vida del Canje, en un canje que hace tiempo ya no es de amistad, sino que es un verdadero Canje de Hermandad, como ningún otro, en el que ninguna de las dos compañía es superior a la otra, en el que somos tan iguales que llegamos hasta tener situaciones en común, personajes en común. Nos toleramos las cosas malas y nos enorgullecemos de las buenas. El lado B de esta historia, el informal, quedará en la memoria de cada uno, siempre como un lindo recuerdo. Ahora a pensar en el 2018, cuando en junio de ese año estemos ansiosos esperando viajar para celebrar un nuevo cumpleaños de la Quinta, y el desafío es poder atenderlos como se merecen el 2019, cuando en enero los recibamos para nuestros 155 años.
