Se comunica el sensible fallecimiento de nuestro Voluntario Honorario, con premio por 30 años de servicio, don Alamiro Mondaca Yañez (QEPD).
Sus restos fueron velados en nuestro cuartel y sus funerales se realizaron el día 24 del presente a las 15:00 hrs. en el cementerio Parque del Recuerdo.
Alamiro Mondaca Yañez.
La primera impresión que tenía al verlo, era que estaba enojado por algo. Su frente arrugada e inquebrantable seriedad, me hacía dudar del buen ánimo que se decía de él tener. Luego de hablar por unos minutos, comprendía que Alamiro estaba bromeando y su supuesta seriedad era solo para poner a prueba a quién lo visitaba y reírse un poco de la reacción. Alamiro era así, en búsqueda de la alegría de vivir y contagiar como fuere de una sonrisa a los demás.
Muy joven, Alamiro Mondaca Yañez había ingresado a la gloriosa Sexta cuando ésta se ubicaba en calle Santo Domingo. Sin embargo, la enfermedad que afectara a su padre algunos años después, lo hizo presentar su renuncia para asumir, a una temprana edad, todas las responsabilidades de su hogar, entre ellas cuidar de su madre.
Alamiro no pudo soportar estar mucho tiempo alejado de su Sexta, por ello, ya a una edad madura y apenas su situación en el hogar así se lo permitió, solicitó, al instante, su reincorporación a la Salvadores y Guardias de Propiedad, ubicada ya en Av. Ejército 212.
Hombre más bien discreto, de profunda e inequívoca oratoria, masón, de inmaculada rectitud; solía aconsejar en el buen actuar y en practicar muchos de los principios necesarios para ser llamado y reconocido como un caballero. Alamiro dictaba norma en eso. Voluntario amante de la reglamentación institucional y más bien de cargos administrativos. Sin embargo, no por ello, deja de cumplir con su deber en los techos, integrando la Guardia Nocturna de donde fue su Teniente y además su Jefe. La disciplina, la lealtad hacia sus principios y luego a sus superiores, son el sello que a mi juicio, conformaron a éste hombre de extraordinarios y buenos sentimientos.
Era una verdadera alegría saber de él, o tener aunque breve, una «llamadita» telefónica durante el día para olvidarse de los problemas que a uno lo afectan a diario y escuchar la siempre oportuna opinión del «viejo Alamiro» sobre los acontecimientos bomberiles que acontecían.
Alamiro, era un hombre de la crianza de antaño o, «chapado a la antígua» como él habría dicho. Los Años Nuevos, el decía, se celebran esperando las doce afuera del hogar con los vecinos, acto seguido los abrazos, se canta la canción nacional, un brindis y buena noche los pastores…a menos que salga el primero (refiriéndose al primer incendio del año), nada de «fiestocas» o el libertinaje que hay hoy en día.
Este hombre de excepción, que así me permito describirlo con absoluta certeza; padeció por varios años la necesidad de dializarse. En su tratamiento, le fue muy difícil asistir a la Compañía, alejándose de las actividades propias del servicio mas no de sus amigos. Luego de varios años, un donante apareció, comenzando la difícil tarea de adaptarse a la rigurosidad de los pacientes trasplantados de riñón. Desde aquel suceso, su vida, nunca fue la misma.
Alamiro, el hombre del consejo amigable, de la infinita comprensión y bondad; fue llamado por el Gran Creador al descanso eterno…justicia para su dolorosa y agotada vida; no obstante un sin consuelo y vacío eterno para quienes tuvimos la dicha de conocerlo.
A.P.S.