Un homenaje más que merecido

14 de junio de 2012

 Pese a tener casi 150 años de existencia, hay cosas en la vida que aún nos sorprenden y emocionan. Y qué bueno que sea así, porque de lo contrario la vida dejaría de tener encanto.

El sábado 9 de junio, los sextinos nos dimos cita en la casa de Matta para realizar un sencillo pero muy sentido homenaje a aquellos voluntarios que tienen el orgullo de llevar consigo el premio por 50 o más años de servicio. El frío que despertó a la ciudad no fue impedimento para que más de 50 voluntarios nos reuniéramos en la calidez de nuestra casa y pudiéramos celebrar con nuestros queridos viejos las historias, penas y alegrías que en todos estos años le han dado vida a la Sexta.

Cómo olvidar aquel primer homenaje, cuando nuestros premios de 50 llegaron al cuartel tripulando su querido Mack, un carro que en la década del ’40 llegó a la Compañía para acompañar a estos hombres que atripulando1 punta de esfuerzo y sacrificio asistían raudos a las emergencias de la época.

En esta ocasión la sorpresa fue otra, no menos gratificante e inesperada para varios. Nuestros queridos viejos pudieron tripular el carro RX-6, una máquina de última generación que hoy viste nuestro cuartel y que de alguna manera representa el esfuerzo y la dedicación que nuestras generaciones pasadas nos han dejado como legado para continuar en la senda del éxito.

musicos2Cómo olvidar las palabras de don Pablo Wald cuando regresaron al cuartel: “Pensé que nunca más iba a tripular un carro de bomberos”. A continuación, la Compañía le entregó a cada uno de los premios de 50 que pudieron asistir una fotografía del cuartel antiguo de la compañía, un edificio que emplazado en pleno centro de la capital fue testigo de importantes pasajes de la historia de nuestro país. Esta fue la ocasión también en la que nuestro voluntario honorario Pablo Wald nos entregó un legado que tal como él lo señalara, regresaba a la Compañía: un peldaño del cuartel antiguo y la faja que en su momento ocupara don Alberto Mansfeld Piza, distinguido sextino que fuera Vicesuperintendente de la Institución.

Para finalizar, todos los voluntarios asistentes disfrutamos de un almuerzo, ocasión en la que pudimos conocer “historias de bomba” casi nunca antes contadas.

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