Colocó sobre la mesa un pequeño bolsito de cuero color negro, y así como un niño atesora un juguete o regalo navideño, Claudio guardaba ahí un poquito de su fragante “Capitán-Black”, nombre de la marca de tabaco que utiliza. Sacó un poco de ese encantador tabaco para colocarlo en su pipa y, con especial cuidado, ahí lo acomodo. Finalmente, encendió su pipa con un legítimo y muy fino “Zippo”, color en bronce, de esos modelos de encendedor que ocuparon los soldados americanos durante la Segunda Guerra Mundial y también en Vietnam.
Resulta fácil atender a lo que Claudio comenta pues, en su relato, tiende a bajar el tono de su voz. Quizás, de manera intencional, para obligar a su audiencia a poner todos los sentidos en alerta, cuando quiere subrayar algún pasaje importante de su relato.
Este hombre, de 80 inviernos bien llevados y al día, más bien de baja estatura, piel tostada y de una inequívoca contextura atlética, me obsequia su tiempo para explicarme la diferencia que existe entre una pipa común, y una cachimba de origen nórdico. Ambas, destinadas al maravilloso placer del fumar de un caballero, muy distante por lo demás, del común fumador de cigarro o, del vulgar “puchito”.
Claudio Lucero Martínez llegó a la fundadora Sexta a comienzos de la década de los ochenta de mano del voluntario Jorge Guevara Trombert. En aquel entonces, se desempeñaba como Instructor de Alta Montaña en la Federación de Andinismo, y aunque su Padre había sido un destacado voluntario en el Cuerpo de Bomberos de Iquique, para Claudio, sus primeros años de bombero sextíno, le resultaron un mundo desconocido y muy distinto al que estaba acostumbrado a vivir. En efecto, ya que este sencillo hombre que hoy comparte la mesa en domingo de Plato Seis, ha estado en el Himalaya en doce oportunidades, la Antártica, el Cáucaso, el Kilimanjaro, campos de Hielo Sur, ocho veces en el volcán Osorno, el Aconcagua en innumerables oportunidades, ha observado el mundo desde el monte Everest y finalmente, ha estado a cargo de la Sexta como su Capitán.
Lucero, en ocasionas llamado con respeto como “el Yeti”, en atención a la leyenda del Himalaya, hace 35 años viste con orgullo y mucho cariño la casaca de la Salvadores y Guardia de Propiedad. Ha sido instructor de rescate en cuerdas de muchos voluntarios de la Institución y además de otros Cuerpos de Bomberos chilenos y del extranjero. Cuenta con un destacado curriculum bomberil y hoy ocupa el cargo de Consejero de Disciplina de la Compañía de sus amores, la Sexta.
A.P.S.