26 de enero de 2017. Como cualquier tarde en el cuartel de la Sexta, los viejos tercios de la Guardia de Propiedad se reunían ayer para comentar la contingencia, esta vez marcada por la tragedia que azota nuestro país. Un llamado de comandancia despachado al terrible y antiguo Quinto Cuartel, caracterizado por construcciones añosas de dos pisos de adobe, escuela de los bomberos santiaguinos, encendía las alarmas de los avezados voluntarios. Y es que esquinas como la de Maipú con Huérfanos siempre son sinónimos de llamados complicados. Esta vez no fue la excepción. A las 18:09 hrs. se daba la alarma de incendio y nuestro “Tenderini” salía al lugar encabezado ni más ni menos que por nuestro Director, secundado por viejos robles como Rolando Penrú Tobar, nuestro Secretario Germán Díaz Herrera y nuestro Voluntario Honorario don Claudio Lucero Martínez.
Tal como es la costumbre del sector, el recinto afectado era una casa de dos pisos antigua. Las primeras labores de la Compañía, como segunda máquina de escalas, fue facilitar accesos a las compañías de agua para evitar la propagación. Entre todas las miles de labores que además se realizan, una en particular quedó inmortalizada por esas cosas del destino. Nuestro Secretario Díaz y nuestro voluntario Lucero pararon dos escalas de 7,50 mts para que la Quinta armara al techo. Puede ser un hecho común, cotidiano, pero al mismo tiempo se ha transformado, gracias al acierto del fotógrafo bomberil José Molina, en un símbolo de la Constancia y Disciplina que guía a los bomberos.
Y es que, ambos longevos bomberos, cumplieron con su labor sin siquiera pensarlo. Mayor mérito para nuestro Claudio Lucero, próximo a cumplir 84 años en marzo. Sin quererlo, sólo por el hecho de cumplir con la bomba, la fotografía del viejo Claudio se ha transformado en un ejemplo del servicio.
Que más símbolo de fuerza y ánimo para todos aquellos que se están esforzando por combatir los incendios del sur. Que mayor ejemplo para todos los jóvenes bomberos que ven en el servicio voluntario y eterno como un verdadero apostolado en pos de nuestro querido Chile. Que mayor desafío poder entender el valor de servir sin importar la edad, la condición física o social, credo, tendencia política y un sinfín de situaciones que nos hacen diferentes, pero que, al momento de ayudar, pasan a segundo plano.
Este ejemplo es sólo un grano de arena. En estos días los bomberos de todo el país han demostrado que el servicio al prójimo es el verdadero motor de una sociedad buena como la chilena, incluso hasta dar la vida por el ideal.
Fuerza a todos nuestros hermanos bomberos. El desafío es grande, pero sabemos que cueste lo que cueste, saldremos adelante, porque tenemos el conocimiento, la mística, la energía y por sobre todo la VOLUNTAD.
Vivan los BOMBEROS DE CHILE!!!