Voluntario Francisco Wormald Valenzuela, «Héroe en la Batalla de Chorrillos»

21 de septiembre de 2017

No son pocos los voluntarios del Cuerpo de Bomberos de Santiago, siempre fieles a su valor, carácter, entusiasmo y amor por la tierra que los vio nacer, que partieron a cubrir de gloria los desiertos de nuestro norte chileno cuando, por distintas razones, nuestra nación se debió enfrentar ante los hermanos países de Perú y Bolivia. Algunos regresaron para continuar vistiendo la casaca de cuero en los incendios; mientras que otros, como éste joven voluntarios de la Sexta, alcanzó la gloria en una de las batallas más sangrientas de la campaña en el norte, colmando de orgullo a sus compañeros de la Salvadores y Guardia como también, a toda una nación agradecida.

Su registro como voluntario del Cuerpo de Bomberos de Santiago es el número 650, y el de voluntario de la Sexta, el 697. Ingresó a la Compañía en el año 1879, aunque se consigna su incorporación a las filas de la Sexta en marzo de 1880. Nació en una acomodada familia de Santiago en 1860. Fue hijo del distinguido Médico cirujano, Dr. Rafael Wormald y de doña Natalia Valenzuela.

Su permanencia en la Sexta fue breve, debido a su temprana muerte en el campo de batalla. No obstante, ya en su corta vida como sextino, es condecorado con la Medalla Municipal, distintivo otorgado por la Ilustre Municipalidad de Santiago, y con el que fueron distinguidos solo algunos voluntarios de la Sexta, debido al heroico papel desempeñado en el combate al incendio del Cuartel de Artillería. Allí se conservaban los arsenales de guerra; hecho acontecido durante la mañana del 27 de enero de 1880. En dicho incendio, que arrojó una terrible cifra de víctimas, civiles y militares en su primera explosión,  puso en riesgo el resultado de la guerra que Chile llevaba con sus países hermanos de Bolivia y Perú. Las llamas que afectaron el Cuartel de Artillería, no solo ponía en riesgo todo el arsenal y suministros militares almacenados para las tropas chilenas que luchaban en el norte, sino además, y debido a la alta concentración de pólvora alojada en los almacenes,  pudo generar una explosión de proporciones, volando gran parte de la ciudad de Santiago.

El Llamado de La Patria

El joven voluntario Wormald, de 21 años, no desatiende el llamado de las autoridades para defender la Patria. Es así como, solicitando una licencia a sus oficiales bomberiles, se enrola en el glorioso Batallón «Talca» (conocido como el batallón cívico Talca), en dónde es instruido en las disciplinas básicas para desenvolverse en el frente de batalla. Terminada la instrucción, es consignado con el grado de Subteniente de Ejército, y destinado a combatir de inmediato al frente.

En el escenario bélico de la Campaña de Lima, las fuerzas peruanas se apostaban a defender la capital en las afueras de Lima, desarrollando una línea defensiva fuertemente armada. Según algunos autores, el contingente peruano era de 15 a 20 mil hombres, bajo el mando del General Iglesias y del Coronel Panizo. Este escenario, desde el punto de vista peruano, se conoce como la batalla de San Juan.

A la zona norte son enviados, entre otros, los batallones Bulnes, Valdivia, el Esmeralda, el Chillán, Chacabuco, Aconcagua, el 3ro y 4to de Línea y el Talca en donde se enfilaba el Subteniente Wormald.

El General Manuel Baquedano ya había dado la orden de ataque. Es así como a las 4 de la madrugada del 13 de Junio de 1881, las Divisiones Primera, Segunda y Tercera se lanzaban a la lucha contra las fuerzas del Perú. Tomado el Morro Solar, no sin antes obtener altísimas bajas por ambas lados, las tropas peruanas se repliegan y concentran en Chorrillos, para enfrentar finalmente la feroz embestida de las fuerzas chilenas, bajo el mando del Coronel Pedro Lagos, instancia en donde se da uno de los más crueles y sangrientos enfrentamientos de la Campaña de Lima y de la Guerra.

 

Francisco Wor2Fotografía de los Oficiales del glorioso Batallón Talca. El Sub Teniente Wormald es el sexto hombre, segunda fila, de pie, de izquierda a derecha. Ambas valiosas fotografías fueron proporcionadas por la gentileza del historiador de nacionalidad peruano, y bachiller en derecho, don Jonata Saona.

 

 

Según los registrsos de Vicuña Mackenna, el Sub Teniente Wormald fue herido de gravedad en su muslo y posteriormente hecho prisionero por los soldados peruanos. Específicamente, su herida se produce cuando el contingente chileno tomaba el Morro Solar. Posterior a su detención, y según lo expuesto por Mackenna, fue asesinado pese a ser un prisionero, estar herido y no dar combate.

El Teniente Coronel don Silvestre Urízar Garfías, Comandante del Batallón Movilizado del Talca, da cuenta en su parte, referido a la batalla en Chorrillos, lo siguiente:

«Me es doloroso tener que consignar que, entre las once bajas de Jefes y Oficiales, la del Teniente Coronel, segundo jefe, don Carlos Silva Renard, herido de muerte al comenzar la batalla del día 13, y la del entusiasta y distinguido sub Teniente don Francisco Rafael Wormald, que cayó víctima de su arrojo, mientras combatía en las filas más avanzadas».

 

El Regreso a Casa

Un mes más tarde, y a bordo del buque vapor «El Limarí», los restos mortales del voluntario de la Sexta y oficial de Ejército, eran traídos al puerto de Valparaíso.

Conocida la noticia en la Sexta, se toma el acuerdo de conformar una delegación de 10 voluntarios, al mando del Capitán de la Guardia de Propiedad (Sexta) don Arturo Claro Correa, para traer consigo el cuerpo del joven voluntario, que había alcanzado la gloria en las amarillas tierras del desierto nortino, teñidas de sangre y pólvora por la batalla. Sobre la llegada de sus restos, se consigna que, una delegación de voluntarios de la Décima Compañía de Bomberos de Valparaíso, y 50 fusileros que lanzaban sus salvas, rindieron emotivos honores a los restos del voluntario Wormald. A su llegada a Santiago, a eso de las diez y treinta de la noche, del día 14 de febrero de 1881, sus restos fueron colocados en el Salón del Directorio del Cuartel General, para rendir tributo al primero de la Sexta caído en batalla. Sobre el ataúd se colocó su uniforme de bombero y el casco de parada. Además, su sable de oficial, un cinturón y dos tiros. La medalla Municipal que con justicia había logrado en el Incendio de los Arsenales de Guerra, y su gorra quepí, distintivo inequívoco del soldado chileno.

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Maravilloso registro fotográfico de la década del cuarenta, de tres ex combatientes chilenos de la guerra del pacífico. Se les llamaba «Los veteranos del 79». Fuente: «batallones de atacama».

 

 

El matutino santiaguino «El Ferrocarril», publica en sus páginas lo siguiente: «El  regimiento de Talca, que tantos laureles supo conquistar en las dos últimas batallas que precedieron la entrada a Lima del ejército chileno, tan cruelmente probado en sangrientas operaciones de guerra, hubo de soportar, al igual que otras unidades militares, la pérdida de muchos oficiales y soldados que cayeron en los campos de batalla, entre ellos el Subteniente Wormald, muerto heroicamente en Chorrillos».

 

A.P.S.

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