Jorge Navarrete Palamara, 65 años de Amor a la Sexta

24 de febrero de 2014

Don Jorge adopta una especial pose para sostener el taco de pool antes de golpear la bola. Se ve concentrado y no quiere ser interrumpido. Se inclina, y parece arrepentirse de la jugada. Observa desde otro lado de la mesa de pool, como dibujando con la mirada el trayecto que tendrá la bola. Se vuelve a inclinar. Finalmente, sosteniendo con elegancia el taco, hace su jugada. No obtiene un buen resultado y pareciera que esta mesa la perderá.

 

«Recuerdo que tuve que conseguir una autorización de mi madre para poder postular a la Compañía», me dice. En efecto, don Jorge Navarrete, a quién cariñosamente le llamamos: «el Greengo», tenía tan sólo 17 años cuando vino a postular a la Sexta Compañía. «Mi novia tenía una amiga que pololeaba con un voluntario de la Sexta; él se llamaba Carlos Fierro. Un día decidimos acompañar a Carlos a un ejercicio bomberil y desde entonces, sentí un amor a primera vista por esta Compañía». El Capitán en aquel entonces, era Enrique Fletcher (padre) quien, para llevar a curso la postulación de don Jorge, dada su corta edad, debió solicitar un permiso firmado por sus padres. Fue de esa forma como, un 11 de junio de 1952, «el Greengo» se colocaba la casaca sextina y hoy, tras casi 65 años de tal acontecimiento, hace recuerdos que parecen emocionarlo, al punto de interrumpir su importante juego de pool para agregar nuevos recuerdos a su relato.

 

La alegría y emoción de integrar por primera vez la Sexta, duró muy pocos días pues, su primer incendio fue en calle Serrano un 22 de agosto de 1952. En ese lugar, muere el Comandante Máximo Humbser, situación que como era de esperar impresionó mucho al joven Navarrete. Era su primer incendio y con ello, su primer encuentro con la muerte. «Me impresionó, no hay duda de ello, que en mi primer incendio, que esperaba con ansias, ocurriera una desgracia como esa. Es algo que nunca olvidaré», comenta.

 

Uno de los primeros eventos que acontecieron en la vida bomberil de don Jorge, fue la de integrar la Guardia Nocturna. Dormía en la Guardia Chica, reconocida como la pieza más tranquila, pues era más bien recatada y un poco «quitada de bulla». La otra Guardia en tanto, era una pieza larga, estilo barraca, en donde la hora de silencio, de haberla, era un tanto menos prolongada. Luego de seis años en esta escuela de la vida y lo bomberil, don Jorge cede su cama a su amigo y compañero: Hugo Navarrete Carvacho.

 

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El Joven Navarrete a sus 17 años de edad

 

Don Jorge conserva en su mente y corazón, muchos y lindos recuerdos de la Sexta. Conserva además el casco del mártir Carlos Cáceres Araya (caído en el incendio de calle Amunátegui), ya que antes del derrumbe que mató a seis voluntarios, Carlos Cáceres y don Jorge, habían intercambiado momentáneamente sus respectivos cascos. Cáceres, le había solicitado prestado el casco a don Jorge, y con el cuál muere la noche del Incendio. Hoy se conserva en una urna de vidrio, junto a su uniforme, en el Salón de Sesiones. Don Jorge, atesora esta prenda, también los recuerdos de sus amigos del alma: Luis Bustos, Hugo Navarrete y José Manuel López, todos ya desaparecidos.

 

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Caricatura de don Jorge

 

Don Jorge parece recordar algo más. Sonríe pero no quiere contar nada. Empuña nuevamente su taco, y cuál General de Caballería empuña su espada antes de iniciar el combate, regresa de nuevo a su juego de pool para una nueva mesa. Quizás ahora, tenga más suerte en el juego.

 

 

A.P.S.

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