Cuando comienzan a correr por los pasillos de los cuarteles esos aires anunciantes de que una nueva jornada de extenuante trabajo llegará en torno a una Competencia Besoaín, en la Sexta cambia en forma automática el proceder diario y, cada cual, que conoce su vital función ya sea como corredor, asesor o tramoya, comienza a recordar cada una de las justas anteriores y comienza a mirar nuestro muro con 20 primeros lugares, en el cual siempre hace falta uno más para llenarnos de orgullo e inflar el pecho al decir, ese lo gané yo.
Quizás hoy una competencia no significa gran cosa. No hay premios en dinero, ni equipamiento nuevo para las Compañías, y quizás no se demuestren técnicas que se utilizan en el trabajo diario y actualizado que el servicio exige. Da lo mismo. El que ha corrido y ha ganado, entiende que detrás de un trofeo (cuyo valor simbólico es mayor que el de su materialidad) hubo un trabajo en equipo, un trabajo leal de no sólo 16 corredores, sino que de una Compañía completa.
Será quizás esa herencia en la sangre araucana que hacía reunirse a esa gloriosa raza al momento de la batalla para poder doblegar cualquier impedimento mayor, tecnología, armamento, tácticas e incluso el peligro mayor de toda familia, las diferencias internas, lo que nos hace dejar todo de lado para llevar la gloria en un simple acto de correr 3 ó 4 minutos cada dos o tres años y sentirnos en el Olimpo durante un día entero luego de haber vencido, no a las demás Compañías, porque el objetivo de la Sexta no es ese, sino que el blanco de nuestro esfuerzo es vencernos a nosotros mismos, a nuestra historia, es superar al subidor más veloz que nosotros hemos tenido, es voltear una escala más rápido, es armar un puente mejor de lo que lo hicimos la vez anterior, es sorprendernos con las cosas que podemos hacer, muchas veces con adversidades como tener corredores longevos, o equipos completos con gente nueva, o equipos con corredores físicamente no aptos, siempre la Sexta logra encontrar ese detalle que hace la diferencia.
Hoy nos enfrentamos a una nueva Competencia y es compromiso de todos los sextinos ganar la número 21 para adornar ese muro en el que no hay espacio para los segundos lugares. Quizás suene soberbio, pero tiene que ser así, porque acá no hay espacio para la humildad, la Sexta es la Sexta y si perdemos es porque nosotros perdimos, no porque nos ganaron.
Viva la Sexta!!!